domingo, 1 de junio de 2014

Europeas de 2014 (y2): esbozando una explicación.

               En una entrada anterior definía  los últimos comicios europeos como la mejor de las encuestas sobre el estado de la opinión pública. También apuntaba la singularidad de los resultados como definitorios de una ruptura de la lógica bipartidista que se había instalado en nuestra democracia y esbozaba  que podía suponer  –con  matices- la apertura de una ventana de oportunidad para la sustanciación  de un contrapoder ciudadano con aspiraciones de control de los mecanismos institucionales del poder.

                Analizar este fenómeno daría para mucho más de lo que admite un artículo como éste, amén de que ya se han pronunciado toda serie de opinólogos, más o menos cualificados – e interesados- , sobre causas, antecedentes y razones con que explicar los novedosos resultados, así como de las implicaciones presentes y futuras del nuevo escenario que representan. De ahí que no pretenda sentar cátedra o  establecer verdades  palmarias, sino ofrecer en varias entradas (juro solemnemente que las menos que pueda) algunas claves sobre los porqués y los cómos que nos han traído hasta el momento presente  y plantear algunos elementos  sobre  los marcos de actuación para consolidar un proyecto aglutinador de la izquierda transformadora.

                Tengo que confesar que no creo en la equidistancia, y doy la razón por anticipado al que me acuse de parcial. Soy, sin complejos, de izquierdas. Y, a mayor abundamiento, miembro cotizante de IU, aunque muchas veces crítico con su organización, mucho más que con su propuesta política que me parece válida en lo fundamental. Lo que no impide que sea, o haya sido, muchas otras cosas: cincuentón y  padre de familia, empleado público pero antaño en el sector privado, simpatizante del  15M y defensor radical de la participación ciudadana, sindicalista, activista en las luchas estudiantiles y vecinales o científico social de formación, entre otras. Condiciones todas ellas que,  lejos de nublar mi entendimiento, son las que me proporcionan los mimbres con que tejer esta reflexión.

                Para entender cómo hemos llegado hasta la situación actual creo que es necesario identificar y caracterizar un momento histórico en el que confluyen tanto una tendencia global que incluye el neoliberalismo económico instaurado tras la ruptura del equilibrio bipolar de la guerra fría y el resto de fenómenos derivados de la  globalización, como otros elementos específicamente hispanos que han marcado la práctica política y social en nuestro pasado reciente.  Entre los primeros es fundamental  la desconexión definitiva entre la economía y la esfera productiva que ha dado origen a una lógica inmisericorde de apropiación basada en la actividad financiera, lo que implica que alrededor del 90% del capital mundial corresponda a operaciones puramente especulativas que no corresponden a nada tangible que pueda ser valorado. De los segundos empezaremos señalando la desconexión radical entre la práctica de los partidos que han ostentado el poder político y los intereses generales de la mayoría de la población, siempre a favor de los intereses de las oligarquías económicas. Añadamos el autismo frente a las demandas sociales y su represión, las prácticas corruptas, la mentira y la manipulación en la comunicación pública, la desregulación que conlleva el deterioro de las condiciones del trabajo, el escandaloso aumento de la desigualdad, la supresión de derechos, garantías y libertades o el desmantelamiento de los elementos del  escaso e incompleto estado del bienestar de los que disfrutábamos (educación, sanidad, ..) entre otros muchos que podríamos identificar fácilmente.

                Como vemos, toda una ofensiva perpetrada al calor de una pretendida “lógica de lo inevitable” cuya inmediata justificación es la omnipresente crisis económica, y que no es sino un reflejo  de políticas interesadas para el cumplimiento de la gran agenda oculta del capitalismo financiero, que son promovidas no solo por el gobierno del estado sino desde las instituciones transnacionales (U. Europea, FMI, BCE,…) y que vienen apoyadas en un trabajo constante sobre elementos simbólicos y comunicativos para forjar mitos que desactiven la posible contestación y resistencia de los que hablaremos más adelante.


                Valgan estas líneas como introducción antes de entrar más a fondo  en intentar explicar cómo nos han podido llevar nuestros gobernantes hasta este huerto. También nos preguntaremos que cómo es posible que, como país, nos hayamos dejado llevar hasta aquí, y si es posible cambiar de rumbo  y encontrar una salida hacia otro modelo posible.