jueves, 6 de septiembre de 2012

Lamentable episodio de una persona lamentable

Según voy pensando cómo abordar el tema de esta entrada me asalta un sentimiento de desazón. Pienso si no tendré una fijación morbosa o enfermiza con la protagonista de los hechos que comento, porque solo dos entradas, y que asome su pizpireta persona en ambas da que pensar en términos psicoanalíticos. Yo creía haber superado todos los conflictos del destete y de la fase anal-sádica, pero vaya usted a saber si va a ser que no.

Se trata, como habréis adivinado, de la sin par Dª Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, que en este país de todos los demonios parece estar haciendo el meritoriaje para súcubo de primera. Cuando se las veía tan felices afilando el hacha de cortar cabezas de estudiantes por haberse atrevido estos a gritarle "Esperanza, muérete" en la apertura del curso universitario (a la que no acudió ni pudo llevarse a su aventajada discípula Lucía Fígar, presa de ataque de canguelo y temiéndose lo peor), va ella sola y se pone en evidencia sacando su natural y amacarrado casticismo -chula ella y chulo su pirulo-, lanzando una desafortunada invectiva contra los arquitectos de quienes afirma, citando textualmente, que  "habría que matarlos". Bonita manera de cargarse uno mismo su estrategia.

Pero Espe, hija, que no es la primera vez que un micrófono abierto te la juega, es que no escarmientas. O, lo mismo es que te pueden la prepotencia y la chulería que están en tu naturaleza como en el chiste de la rana y el escorpión. Y no abuses del impostado y falso esquema de "la monto y luego pido perdón", porque ya lo tienes muy gastado en las múltiples y calculadas operaciones de acoso y derribo de cualquiera persona, animal, cosa o ente que se interponga en tu camino. Ya no es que se te vea el plumero, es que parece que has heredado el guardarropa de Norma Duval de cuando era vedette en el Folies Bergère.

Así que, imbuído de tu presencia y de la poesía de tu augusto tío con la que inauguraba este blog, no he podido resistirme a ensayar un canónico soneto en loor a tu persona con el que me despido mientras se me pasa este, más que amor, frenesí.

Si existe un ser cargado de veneno
como el que tú acumulas, lideresa
matar querrá, o, al menos, hacer presa
ya sea en compañero o en ajeno. 

Tal es tu condición, y eso no es bueno
-retuerces la verdad si te interesa-
Maestra de la insidia, no te pesa
ejercerla en la calle o en el pleno.

Mas tus pifias a micrófono abierto
evidencian lo negro de tu alma.
Pide perdón: sabemos que no es cierto.

Ya puedes predicar en el desierto
que ya te conocemos. Ten más calma
porque otra vez, sola te has descubierto.

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